Uno de los privilegios que tenemos los transeúntes de esta ciudad fallida es el de ver a personajes raros. Mujeres, hombres, niños, comerciantes, caminantes, algunos indigentes y otros al borde de la indigencia espiritual. Los raros sin duda son el resultado de años convulsivos y su incidencia en la condición humana de los venezolanos.

Los raros son los vendedores ambulantes que se inventan canciones para divertir al comprador, los barrenderos y hasta los indigentes. Raro era el señor que hace pocos días se montó en la camioneta de transporte público que iba hacía El Paraíso a pedir una ayuda por favor que me a mi hija me la embarrigonó un carajito por allá y me la dejó empreñada y ahora está en cuidado intensivo porque no resistió el trabajo de parto.

Entre esos raros, hay unos que vemos solo una vez, pero hay otros que por nuestras rutas y rutinas se convierten en frecuentes, en parte de nuestro viaje a algún lugar. Eso me pasa con el adulto mayor cantante que se sube en las camionetas que van desde Plaza Miranda a Chacaito. Mi viaje es corto, pero suficiente para verlo tratando de recordar desesperadamente la letra de una canción esperanzadora sobre Venezuela. De él me impresiona su valentía. Casi no se le entiende, casi no se escucha, pero se para allí frente a todos y canta.

La primera vez que lo vi cantaba seguro de sí mismo, aunque repitiendo algunas partes de la canción. Luego se arrechó porque un vendedor ambulante se montó y comenzó a gritar los productos que tenía disponible. Abusador, primero échate desodorante, ya no hay respeto. Ok, me disculpan, sigo. Y cantó, pero no pasó un minuto más cuando una muchacha que recién se había subido, lo asustó sin querer y este se bajó despavoridamente de la camioneta. No esperaba ese encuentro.

La segunda vez que lo vi fue en Chacaito, montado en esas camionetas que van a Las Mercedes. En esa oportunidad cantaba la misma canción, pero esta vez con una hoja para no olvidar la letra. Traté de memorizar la canción para llegar a casa y buscarla en internet. Me suena a Joropo Tuyero. Pienso que quizá no esté en internet, que sea de él. Pero suena a Joropo Tuyero. En este momento se viene a mi mente algo como: Venezuela libertaria/ tiene diversos problemas/ económicos/ sociales… Creo que es de él y eso la hace más interesante.

Este raro es ingenuo o más bien tiene un aire de inocencia que lo arropa. Debajo de sus andrajos hay un venezolano de otros tiempos, el educado que soñó con algo mejor. Y eso es quizá lo que más me conecta con este raro adulto mayor que está en las camionetas cantando lleno de energía. Pidiendo una colaboración, por favor. Las tres veces que lo he visto, me transmite felicidad. Su precariedad se transforma en otra cosa porque él canta, se atreve, pide aplausos. Ahora que escribo esto, pienso que me gustaría hablarle, preguntarle si la canción es de él.

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